Letras

"Todo mañana es la pizarra donde te invento y dibujo, pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa." Cortázar.

"Schopehnauer escribió que la vida y los sueños eran hojas de un mismo libro, y que leerlas en orden es vivir, hojearlas, soñar." Borges.

"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio". Cicerón

"La libertad está en ser dueños de la propia vida". Platón.

"Algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer." Paulo Coelho

"En las adversidades sale a la luz la virtud." Aristóteles

"Lo que crece como resultado de la rudeza de los ignorantes no tiene efectos a no ser por casualidad". Umberto Eco

viernes, 10 de enero de 2014

"El único que jamás había sido enamorado por nadie, excepto por alguien"

     Una vez hace mucho poco tiempo, conocí a un hombre. Era viejo, alto, canoso, bueno, aventurero, cansado. El hombre se presentó como "el único que jamás había sido enamorado por nadie, excepto por alguien". Yo me presenté como alguien, pero no el o la que lo enamoró. El viejo me hizo sentar sobre el banco de una plaza incrustada entre edificios que no hacían más que contaminar la paz que buscaba mi alma. Sacó un libro sin título y me empezó a mostrar fotos de lo que él denominaba su vida. Yo miraba hojas en blanco. Siguió mostrándome dibujos que para él significaban el todo. Yo veía borroso.
     Después de un rato de inundar mis oídos con palabras que en los minutos que estaban pasando no lograba comprender, intenté frenar su inútil intento de ser aplaudido. Me miró y me sonrió, como el día que te vi por primera vez, y me señaló su cabeza. "Pensá..." me dijo "... que lo que uno dice el otro lo escucha, pero no así, lo entiende". Comprendí su frase, pero insistí en que cesara con su intento. "Vos pensas que yo no entiendo nada, pero creo que entiendo más que vos" dijo, mientras se arreglaba la barba que, en un principio me pareció postiza, todo esto sin borrar la sonrisa de su cara. Yo le dije, con la voz más humilde y dulce, que yo no entendía lo que me decía, por ende, no tenía sentido esta charla. Ahí fue cuando se desató.
     Y me enseñó que su vida era ese libro, porque allí el había escrito lo que nadie conoció de su alma. Allí fue donde dibujó la sonrisa cuando no podía expresarla. O fue ahí sino el lugar en donde anotó la dirección de las amistades que los pasos le dejaban en el camino. Fue ahí donde brindó con su familia todas las fiestas, cumpleaños y eventos. Fue en ese cuadrante en donde compró un perro, plantó un árbol, vendió una flor. Fue ahí donde se sintió querido como nunca nadie nos hizo sentir a nosotros. Fue ahí donde encendió sin fuego la fogata de su vida. El hombre sonreía mientras me contaba como había vendido su alma al diablo, pero que después, la recuperó con una jugosa oferta.
     También me mostró los secretos de su éxito sin dinero. Me mostró los dibujos, y los entendí. Lo ilegible era el mapa de sus pensamientos. Lo ilógico eran sus frases pero escritas al revés. "Si las escribo bien y las leen, pierdo la capacidad de crear" me dijo. Y también me mostró las fotos, y eran perfectas, eran reales. Solo que, para mirarlas, tenía que pensar en lo que me generar felicidad. Y no encontraba nada al principio, o, en realidad, no lo pensaba. Pero luego de oler tu perfume, todo me es más fácil.
     Él me contó que una vez estuvo enamorado, sintió amor. Sentía el cosquilleo, la sonrisa sin evento, los ojos perdidos, la mirada en la luna. Sentía ganas de abrazar a lo que se le cruzara por el camino. Sentía ganas de tomar café, de leer el diario, de despertar. Me dijo que esa mujer nunca lo amó, pero si que lo quería mucho. También me enseñó que nunca es bueno aventurarse en un terreno que no conocemos, porque podemos perdernos sin entender como nos encontramos. Y ahí recetó, con otras palabras, a Galeano, para decirme que "... es preciso perderse, para volver a encontrarse". Todo tenía sentido, y, tal cual dijo, él parecía entender más que yo. Me susurró al oído muchas cosas, como que un beso habla más que todo lo que planees y no hagas. Y me dijo que "nunca dejes que el tiempo patee lo que tus ganas dicen que hagas". Y me daba más cuenta que todo era cierto. Pero tuve que irme, ya que, mi vida no era depender de una charla en una plaza. Y así me fui, mientras caía el sol a lo lejos de mi punto físico. Lo saludé, como saludan las personas a los ídolos que nos da el mundo. Y me devolvió el saludo sin mirarme a los ojos; ahí es donde se perdió.


No hay comentarios:

Publicar un comentario