Letras

"Todo mañana es la pizarra donde te invento y dibujo, pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa." Cortázar.

"Schopehnauer escribió que la vida y los sueños eran hojas de un mismo libro, y que leerlas en orden es vivir, hojearlas, soñar." Borges.

"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio". Cicerón

"La libertad está en ser dueños de la propia vida". Platón.

"Algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer." Paulo Coelho

"En las adversidades sale a la luz la virtud." Aristóteles

"Lo que crece como resultado de la rudeza de los ignorantes no tiene efectos a no ser por casualidad". Umberto Eco

jueves, 18 de febrero de 2016

Para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos

     Entre los ruidos de la casa y el silencio de la calle, no sabía hacia donde correr. Se conocía de memoria la mentira y era austero hasta para respirar, pero no quería dejar nada al libre albedrío, sabiendo que el amor era su enfermedad. Se dispuso a desayunar entre honores y sabandijas, entre sillones y mesas de papel que no hacían más que decorar un mundo que no existía, solo era ficción. Mintio a si mismo para escapar, el ciego era manco en su ignorante y siniestro caparazón. Era único, era religioso, era amoroso hasta con los enemigos, pero no era inteligente, por lo cual, siempre perdía consigo mismo cuando de besos caricias y susurros se trataba.
     Entre su memoria y la realidad casi no habia diferencia, olvidaba más de lo que recordaba porque nos indicaba de que había sufrido más de lo que era capaz. La confianza estaba perdida y los besos era lo que más extrañaba, pero estaba dispuesto a arriesgarse por amor. Se sentaba en pleno verano sobre el banco de la plaza local, y se imaginaba en unos años caminando por algún barrio de techos bajos, de la mano del todo, entendiendo que para ser feliz era necesario confiar en si. Nunca hablaba de su pasado pero ese día se sentó frente a la mesa, y luego de 3 vasos de whisky lo vomitó todo, menos comida.
     Entre todo, si se trata de disfrutar, el silencio le tapaba los ojos, nada mejor que su propia sombra para escapar. Durante la mañana una mano y de noche unos ojos gigantes que lo miraban al revés de como se mira, sin saber como se hace. Ve sobre las montañas las grietas de la vida, la decoración del cielo que no hace más que invitar a mirar el atardecer sobre el lago azul en una mañana de esas que si el café no te ayuda es dificil de continuar, el frío del momento número cero. Se vestía en silencio mientras el tiempo le pasaba por adelante, se enamoraba de nuevo y al instante dejaba de querer, sabiendo que una vez que se llega al amor es dificil irse. Y como sabía esto, decidió vivir, nunca olvidó las caricias del ayer. La luna lo mojaba sobre los ojos, como si le marcara el error, el ver es un sentido de los más dificiles de aprovechar. Porque el sabor es inconciente, el olor es inevitable, el oido solo transmite, y el tacto reconoce. Pero ver, va más allá, ver es pura y exlusiva voluntad, por eso siempre digo que el que logra ver superando esa falsa linea imaginaria que vendria a poner un limite entre lo absurdo y lo amoroso, es el verdadero personaje destinado a ser feliz. De ahi la frase, creo yo, de Julio Cortazar que titula este texto.

lunes, 1 de febrero de 2016

Mina de carbon


                Cuando el terreno se había terminado de limpiar, vieron en el horizonte al sol ponerse sin sobresaltos. Creían que la visibilidad estaba disminuida pero en realidad, estaban tan cerca de él que podían tocarlo sin quemarse las manos. Sentían el calor intenso e incomprensible de la estrella iluminándolos a la par de las luces de la calle que empezaban a apagarse por miedo a ser vencidas.
                Vieron el espectáculo más hermoso al creerse inmunes a los efectos del amor. Se abrazaron en silencio y se ataron de pies y manos al destino, sabiendo que lo lindo de no saber es el efecto sorpresa, el argumento austero del porque eso se dio y eso no, el amago a la corona de gloria que una vez describió Borges. Sentían en sus espaldas el epilogo del ayer y del mañana chocar frente a frente en un duelo del que no se sale victorioso sino que se sale con vida.
                Armaron una especie de campamento alrededor de lo que una vez fue una mina de carbón. Se sentaron con un termo de café, libros, y se pusieron a entender el diseño de la Capilla Sixtina o se metieron en los pueblos que siempre cuenta Gabo, para los cuales hay que estar entrenado, es difícil comprender que Macondo sea algo tan maravilloso. Se comieron las palabras sin tener en cuenta las letras ni los besos, se armaron de paciencia cuando el fuego se consumió. Buscaron como prender lo que una vez había sido una llama eterna y entendieron que las vivezas cuestan mucho más que dinero o joyas.
                Entre los árboles y los pájaros entendieron que el mañana es una ruta sin curvas a la cual uno elige de qué modo subir a andarla. Entendieron que el siniestro atardecer que suaviza las golondrinas adoradas por la tenue luz del fin del día puede decorar casi cualquier paisaje menos el que retrata la nostalgia de lo que no fue ni nunca será. Entendieron que el animarse a más es obra de dos y que el frenar siempre es de uno, no existe relación que muera por decisión consensuada. Entendieron que la única realidad es la que vemos nosotros, la que saboreamos sin entender porque, no sirve que nos cuenten lo que no vivimos. Entendieron que el entender es obra de uno, es creer en lo que nos dicen, es comprender monosílabos o fórmulas, es disfrutar del presente sin querer razonar sobre lo que nos pasa, simplemente admirarlo.
                De golpe, la monotonía de la rutina los envolvió en sueños de una noche de verano. Abrieron los ojos de golpe, uno aquí y otro allá, lejos de los dos pero cerca de ambos. Uno creyó que soñaba, hasta que el pellizco autoinfligido mostró lo opuesto. Ella creía que caminaba, pero en realidad el sueño seguía siendo parte de su momento. Y entre tanto, aplaudieron, concientes de la inconciencia de saber que todo lo que gira para uno mismo, gira para el otro. De eso se trata cuando queremos tocar el sol. De eso se trata cuando leemos a Borges. De eso se trata cuando entendemos a García Marquez. De eso se trata el dormir, el caminar, el creer, el saber, el admirar y el ayer. De eso se trata el destino. De eso se trata vivir.