- Solo aceptamos una verdad cuando primero la negamos desde el fondo del alma.
- Las cosas simples son las más extraordinarias, y sólo los sabios consiguen verlas.
- Si empiezas por prometer lo que aún no tienes, perderás tu voluntad para conseguirlo.
- Para ella, todos los días eran iguales, y cuando todos los días parecen iguales es porque las personas han dejado de percibir las cosas buenas que aparecen en sus vidas siempre que el sol cruza el cielo.
- Solo una cosa torna a un sueño imposible: el miedo a fracasar.
- La muerte hace que las personas se tornen más sensibles a la vida.
Veronika decide morir
- Existe gran distancia entre la intención y el acto y ella quería estar libre para arrepentirse a mitad de camino.
- Un suicido exije que las personas piensen primero en sí mismas, y después en los demás.
- La vida era una cuestión de esperar siempre la hora adecuada para actuar.
- ¿Cómo juzgar, en un mundo donde se intenta sobrevivir a cualquier precio, a aquellas pesonas que deciden morir?
- La locura es la incapacidad de comunicar tus ideas.
- En el breve lapso transcurrido entre la enfermería y la sala, ella había sido capaz de odiar, tan fuerte y tan intensamente que no le habían quedado rastros de rencor en el corazón. Había dejado que sus sentimientos negativos, reprimidos durante años en su alma, salieran finalmente a la superficie. Ella había sentido, y ahora ya no los necesitaba más: podían partir.
- Cuanto más felices pueden ser las personas, más infelices se vuelven.
- La única utilidad de la corbata consiste en llegar a casa y poder sacárnosla, dándonos la sensación de que estamos libres de algo que no sabemos que es.
- Los locos, como los niños, solo se detienen después de ver sus deseos satisfechos.
- El ser humano sustituye gran parte de sus emociones por el miedo.
- Ignoraba cuál era la relación entre los locos y la luna, pero debía de ser muy fuerte puesto que usaban una palabra derivada de ella para describir a los enfermos mentakes.
- Hasta la más furiosa de las locuras carga su dosis de miedo.
- El arte de la diplomacia consiste en hacer esperar al oponente. Un primer amor puede no pasar nunca, pero siempre acaba.