Letras

"Todo mañana es la pizarra donde te invento y dibujo, pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa." Cortázar.

"Schopehnauer escribió que la vida y los sueños eran hojas de un mismo libro, y que leerlas en orden es vivir, hojearlas, soñar." Borges.

"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio". Cicerón

"La libertad está en ser dueños de la propia vida". Platón.

"Algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer." Paulo Coelho

"En las adversidades sale a la luz la virtud." Aristóteles

"Lo que crece como resultado de la rudeza de los ignorantes no tiene efectos a no ser por casualidad". Umberto Eco

lunes, 14 de octubre de 2013

Rosa seca.

     Sabía que pidiendo un kilo, me quedaba corto. Sin embargo, asumí la necesidad de tapar con maderas algunos recuerdos. Algunos olvidos. Me fijé el gusto de mi memoria, envuelta en papel de diario por su fragilidad extrema. Me encontré frente a mi mismo, inundado de cimientos. Y supuse que la vida era eso que tenía en la mano y perdía cuando quería atrapar otra cosa. Pero no me importó. O tal vez si. Sigo dudando.
     Siempre desde chico afirmé con la cabeza y confirmé con el corazón que el amor por un padre es único, eterno e imposible de perder. Incluso, y lo sostengo, se agiganta con los años. Copiando sus verdades, ignorando sus consejos, pero admitiendo que lo que uno aprende no es lo que lee ni lo que escucha sino lo que su padre o madre hace. Explica. Lee. Escucha. Asiente. Niega. Aplaude. Llora.
     Me senté y tenía ganas de escribir. Entonces encendí la computadora y me dispuse a teclear. Muchas ideas te vienen a la cabeza, es increíble. Pero vos no sabes como arrancar. Ni con qué. Dudas hasta del título, que aunque no lo parezca, suele ser lo más difícil de hacer. En si, el texto sale solo. por ejemplo, si pienso "rosa seca", escribo.
     "El vagabundo cayó sobre el piso muerto de hambre. Ni la ignorancia del patrón o el desinterés del policía le generaban peor dolor al alma que sentir hambre. De entre el infierno apareció una mujer, alta, rubia, de ojos color miel, con un pedazo de pan y un vaso de te. Sonriendo, le entregó el alimento. El vagabundo no sabía que hacer, no sabía si primero saciar el hambre, o saciar el alma. Buscó entre sus pertenencias, pero todo era basura. La mujer sin esperar, se fue. El hombre empezó a saciar su hambre. Pero se juró que saciaría su alma. Al día siguiente, la esperó. Y casi a la misma hora, la mujer pasó sonriendo, y lo saludó con la mano. Esta vez, el amante de las veredas se le acercó a paso firme, y de su bolsillo, sacó una rosa, seca, envuelta en papel. La mujer sorprendida le agradeció, y le remarcó "está seca". Él, sin bajar su mirada, le contestó "todo lo que parece no lo es. La rosa está seca por dentro pero viva por fuera. Si le diera una rosa viva, y se secara, la tiraría. Se olvidaría, porque con la perfección del perfil de su cuerpo, debe recibir más rosas que yo monedas. Sin embargo, nunca olvidará alguien que buscó una rosa seca, entre todas las perfectas, para que usted lo recuerde".

   

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