Letras

"Todo mañana es la pizarra donde te invento y dibujo, pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa." Cortázar.

"Schopehnauer escribió que la vida y los sueños eran hojas de un mismo libro, y que leerlas en orden es vivir, hojearlas, soñar." Borges.

"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio". Cicerón

"La libertad está en ser dueños de la propia vida". Platón.

"Algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer." Paulo Coelho

"En las adversidades sale a la luz la virtud." Aristóteles

"Lo que crece como resultado de la rudeza de los ignorantes no tiene efectos a no ser por casualidad". Umberto Eco

sábado, 21 de septiembre de 2013

Atardecer del recuerdo

     En si, el atardecer es lo más cercano a la perfección que puede haber. Resume muchas cosas, y abre puertas para otras tantas. Pero al mismo tiempo, significa un fin, o un acercamiento al final del día, al inicio de la noche, y a la cena de tu desayuno. Que placer poder disfrutar un atardecer, envuelto en un manto de agua, pura como la verdad de mis abrazos familiares. Y ahí, entre lo natural y lo artificial, me divierto con la nada misma. Con seres sin vida. Con un poco de arena, y un litro de ganas de sonreír. De valorar el momento. 
     El mar roza mis pies, y el frío me contagia las ganas de escaparme. Sin embargo, el momento, amerita una foto cerebral. Esas imágenes que no hay virus que borre ni computadora que pierda. Esos momentos, gloriosos, ajenos a la rutina, que uno busca añorar. 
     Veo más olas acercarse, y desde mi posición, veo dos chicos, un nene y una nena, divertirse con el agua. Con la arena. Con la inocencia que transmite verlos allí. Sedientos de alegría, ajenos a cualquier momento de tristeza. Los veo, sonreír. Aplaudirse entre susurros lo que hacen. Chapotear, como si fuese, el agua más preciada, y el último momento de sus vidas. Se acercan y se alejan, batiendo al mar a un duelo insignificante, en el que no gana más que la vida ante todos. Aprovechen, que son libres, y sanos, para ser felices. 
     Aumenta el viento, aunque sigue siendo inocente. Fiel a mi enamoramiento parcial, me quedo, y disfruto de la imagen. Creo que la alegría se transmite con el aire. A veces no hace falta ni un contacto ni una palabra. Tal vez esa risa, del nene, cuando el agua lo llena de espuma. O la de la nena, dichosa del momento, que patea la nada para elevar unas gotas. El padre, a los gritos insignificantes, para llamarles la atención. Pero en este cuadro ya no entra más nadie. Solo ellos y su inocencia.
Ph: Florencia Vulcano

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