Letras

"Todo mañana es la pizarra donde te invento y dibujo, pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese pelo lacio, esa sonrisa." Cortázar.

"Schopehnauer escribió que la vida y los sueños eran hojas de un mismo libro, y que leerlas en orden es vivir, hojearlas, soñar." Borges.

"La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio". Cicerón

"La libertad está en ser dueños de la propia vida". Platón.

"Algunas veces hay que decidirse entre una cosa a la que se está acostumbrado y otra que nos gustaría conocer." Paulo Coelho

"En las adversidades sale a la luz la virtud." Aristóteles

"Lo que crece como resultado de la rudeza de los ignorantes no tiene efectos a no ser por casualidad". Umberto Eco

domingo, 3 de mayo de 2015

La tumba de la tristeza.


     Cuando era niño, me gustaba pasear por el pueblo, caminar las cuadras sin pensar en un destino fijo. Entre los caminos, siempre terminaba rozando el viejo cementerio. Había muchas historias alrededor de él. Fantasmas, personas vivas, personas que nunca conocieron la luz del día, desaparecidos, animales, famosos. Nunca nadie pudo confirmar la veracidad de ninguna, pero tampoco, negarla con énfasis. 
     Un domingo bien temprano, mi madre me mandó a comprar pan y facturas. Venían las abuelas, y había que recibirlas con honores. Me puse la campera, ya que estaba fresco, y encaré por la avenida principal, en camino directo a la panadería. No había noticias del sol. Al doblar por cuarta vez a la derecha, con otras dos veces a la izquierda en el medio, choqué con el cementerio. No sé porque esa mañana oscura me generó curiosidad. Decidí entrar. Entré.
     El cementerio era un lugar pequeño en sí, acorde a un pueblo de tan pocos habitantes. En el centro había un ángel de piedra, rodeado de un círculo de pasto verde cortado con la mano por los hijos de los que visitan a los que alguna vez les enseñaron la vida. Abajo del ángel, sobre la cerámica que lo sostenía, estaba escrito algo. "Aquí descansan aquellos que se han ido. Tenga a bien, respetar la voluntad del alma, en caso de no hacerlo, que su conciencia sea su castigo." Me agarró un escalofrío al leer esto, yo era de los que jugaba a la pelota contra el paredón sur del cementerio. Al recorrerlo, empecé a conocer gente. Gerardo, Matías, Señora Gilmore, Alberto Mastropiero, Francisco "El Loco" Tusseni. Cada uno, una lápida diferente, una parcela diferente. Algunos eran queridos, ya que las flores tenían color, y el nombre se veía de lejos. Y otros, fueron abandonados, sin flores, lápida sucia, el pasto crecido, sin amor. Entre éstos últimos, vi una lápida que me llamó la atención. Al acercarme, leí:
     "Aquí descansa la Tristeza". 
     No había fecha, ni mensaje de despedida. Nadie firmaba y, por lo visto, nadie visitaba. Me genero curiosidad. Me acerqué y vi que la lápida tenía una manija pequeña y redonda. Al tirar de la misma, salió un cajoncito. En él, un cuaderno, con una sola hoja, amarillenta, gastada. Lo leí, y conservo el recuerdo de lo que decía. 
"La tristeza es auténtica cuando se te dibuja sola la sonrisa invertida, se te hunde el pecho, se te hinchan los ojos y se te corta la voz. La tristeza no puede ser un sentimiento de presencia constante, no puede ser usada para generar algo, no puede tener objetivos. La verdadera tristeza es una expresión involuntaria, que sale directamente desde el alma, la cual está dolida. Entre las causas, hay muchas. Ninguna define que es más o que es menos triste, el análisis es subjetivo, la facilidad para desprender una lágrima depende exclusivamente de quien la genera. Pero cuando sentís un vacío atónito y ciego, cuando sentís una muralla que rodea toda intención de cambiar el ánimo. Cuando el hablar es inútil, el dormir es irracional, el pensar en otra cosa no existe. Ahí es cuando realmente estás triste." 

     Lo leí 3 veces, y las tres, medité. Pero no llegué a conclusiones. Se me hacía tarde para que las facturas estén secas, asique, me fui. Al salir del cementerio, caminé rápido, y en la esquina, una mujer me preguntó, porque lloraba.

                            El Genio del Sueño Eterno, Cementerio de Montparnasse, París

"Souvenir". Memoria

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